Rusia ha denunciado hoy que cada vez hay más indicios de que Turquía ha comenzado los preparativos para invadir Siria, donde la aviación rusa ataca las posiciones de Daesh desde hace casi medio año.
«Tenemos importantes razones para sospechar de intensos preparativos por parte de Turquía para una invasión militar del territorio soberano de Siria», ha dicho Ígor Konashénkov, portavoz del Ministerio de Defensa ruso, a medios locales.
El general destacó que Rusia «detecta cada vez más y más indicios encubiertos de preparativos por parte de las Fuerzas Armadas turcas para lanzar acciones militares en Siria».
«Nos sorprende la locuacidad de los representantes del Pentágono, la OTAN y muchas organizaciones llamadas de defensa de los derechos humanos en Siria que, pese a nuestros llamamientos a reaccionar ante estas acciones, por el momento mantienen silencio», señaló.
Recordó que hace poco presentó un vídeo sobre los recientes ataques con artillería pesada contra localidades sirias por parte de guardias fronterizos turcos.
El militar reconoció que Rusia ha reforzado la inteligencia militar en la zona de Oriente Medio.
«Por eso, si en Ankara alguien piensa que la suspensión de los vuelos de observación puede servir para ocultar algo, eso es poco profesional», indicó.
Konashénkov se refería a la decisión de Turquía de violar el Tratado de Cielos Abiertos al impedir esta semana la entrada de sus inspectores aéreos, que tenían previsto supervisar las regiones fronterizas con Siria.
Además, el general ruso acusó a Ankara de suministrar armamento a los guerrilleros y facilitar su entrada en territorio sirio bajo la protección de la noche para su despliegue en las ciudades de Alepo e Idleb.
Turquía citó el viernes pasado al embajador ruso en Ankara, después de denunciar la violación de su espacio aéreo por un cazabombardero Su-34, lo que fue desmentido categóricamente por el Ministerio de Defensa de Rusia.
Las relaciones entre Rusia y Turquía están congeladas desde que, según Moscú, un caza turco derribara en noviembre pasado en la frontera siria un bombardero ruso Su-24, uno de cuyos pilotos fue abatido por un grupo de guerrilleros cuando descendía en paracaídas.
El presidente ruso, Vladímir Putin, acusó a Turquía de derribar el avión para proteger las vías de suministro del petróleo que el yihadista Estado Islámico extrae en los territorios bajo su control en Siria e Irak, lo que Ankara ha negado rotundamente.
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