La Reserva Federal y el Tesoro norteamericano decidieron este verano cortar el envío regular de fondos ante la sospecha de que no terminaba en su integridad en la entidad financiera oficial del país, sino que al menos en parte derivaba, por un lado, en bancos iraníes sometidos a sanciones por Occidente, y, por otro, llegaba a financiar de manera indirecta actividades de Estado Islámico.
En la compleja y tupida red de intereses que han creado los yihadistas, que incluyen la recaudación de impuestos y fondos por diferentes vías y el comercio de petróleo, su capacidad para infiltrarse en el entramado financiero de Irak para el lavado de dinero negro es cada vez más temido por las autoridades de Estados Unidos, según publica el «Wall Street Journal».
Tras intensas reuniones entre representantes de los bancos centrales de ambos países y la promesa del ministro de Finanzas iraquí, Hoshyar Zebari, de haber tomado medidas, el Tesoro reanudó el envío de los fondos comprometidos de ayuda a combatir a los yihadistas de Estado Islámico.
Moneda estrella
Las cantidades de dinero no son menores. En 2014, la Reserva Federal de Nueva York remitió a Irak 13.660 millones de dólares, que supusieronmás del triple de los 3.850 enviados en el año 2012. En un país en el que el dólar se ha convertido en la moneda estrella y donde el dinero circula en metálico con enorme facilidad y poco control, Estados Unidos sitúa sus sospechas en el momento en que unas 2.000 entidades financieras del país, de más o menos tamaño, compran los dólares a cambio de dínares iraquíes en las casas de cambio. Las autoridades norteamericanas, convencidas de que muchas de esas entidades tienen vínculos con los yihadistas, no pueden controlar el circuito del dinero desde ese momento.
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