Hubo ataque, víctima y daño pero nadie ha dado aún con el móvil.
Cuatro bombas caseras estallaron en la madrugada del sábado en otros tantos autobuses de la Línea 2 del llamado Mexibús, un servicio de transporte rápido que cruza el corazón del populoso y violento Estado de México. Los artefactos, con temporizador, destruyeron cristales y carrocerías, pero ningún usuario resultó herido. Solo un trabajador, al intentar apagar el fuego en su unidad, sufrió quemaduras leves en una mano.
La línea, que transporta a unos 200.000 viajeros al día, fue suspendida inmediatamente. Durante la revisión del resto de autobuses se descubrieron otros cuatro artefactos explosivos sin estallar. La Procuraduría General de la República se sumó anoche a la investigación de este extraño incidente.
Los vehículos de la Línea 2 sufrieron la pasada semana un ataque masivo con balines y bujías arrojados desde coches en marcha
El origen del ataque es un misterio. Los vehículos de la Línea 2 sufrieron la pasada semana un ataque masivo con balines y bujías arrojados desde coches en marcha. Pese a los cuantiosos daños y la aparatosidad de la agresión, nadie fue detenido. El que poco después los autobuses hayan sido blanco de un atentado más elaborado indica una posible escalada. Entre las hipótesis que se investigan figuran tanto un conflicto interno como una disputa por el contrato de seguridad. Ninguna ha sido confirmada.
Las bombas fueron adheridas a los transportes con cinta aislante y se las programó para que estallasen al mismo tiempo, en la estación de Las Américas, en Ecatepec. En ese punto empiezan su recorrido los autobuses y, por lo tanto, suelen ir más desocupados. Este hecho abonaría la idea de que los artefactos explosivos no buscaban herir a viajeros, sino causar daños materiales a la compañía. Las preguntas, como tantas veces ocurre en México, son más que las respuestas. Y, de momento la autoridad no ha contestado a ninguna.
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