El presidente de Rusia, Vladímir Putin, quiere que la lucha contra el terrorismo islámico se convierta en un objetivo prioritario de la Comunidad de Estados Independientes (CEI, organización que agrupa a una decena de Estados postsoviéticos).
En una cumbre celebrada en Kazajistán, Putin alertó de que entre 5.000 y 7.000 oriundos de la CEI luchan con el Estados Islámico e instó a fortalecer la coordinación de las políticas exteriores y antiterroristas. Los líderes acordaron crear una “agrupación de (fuerzas) de frontera y otras instituciones para resolver las situaciones de crisis en las fronteras exteriores”.
Basándose en estimaciones, según las cuales de “5.000 a 7.000” oriundos de la CEI “luchan de parte del Estado Islámico”, Putin dijo que no se debe permitir que éstos utilicen “aquí en casa” la “experiencia que han recibido en Siria”.
El mandatario ruso aprovechó la cumbre de la CEI para buscar una aprobación de su política en Siria y convencer a los países miembros de que sin la ayuda militar rusa las fronteras de Asia Central no estarán bien guardadas, según Arkadi Dubnov, analista especializado en Asia Central.
En la reunión, los líderes postsoviéticos se pusieron de acuerdo en crear una “agrupación de (fuerzas) de frontera y otras instituciones de los Estados miembros de la CEI para resolver las situaciones de crisis en las fronteras exteriores”, según informa la agencia Reuters desde Burabai, citando uno de los documentos firmados en la cumbre. Según Reuters, no hay detalles sobre la composición o el emplazamiento del mencionado contingente, pero Sergei Lébedev, secretario ejecutivo de la CEI, mencionó Tayikistán como posible emplazamiento de esas tropas conjuntas.
Un programa de colaboración para “reforzar la seguridad de las fronteras exteriores en el periodo 2016-2020” y una “concepción de colaboración militar” fueron dos de los documentos “ratificados” en la cumbre de la CEI. De los cinco Estados surgidos en Asia Central como resultado de la desintegración de la URSS, tres tienen frontera directa con Afganistán (Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán) y uno (Kirguizistán), por su ubicación geográfica y el relieve montañoso, es vulnerable a la penetración desde aquel país. Sin embargo, la situación y las relaciones con Rusia son diferentes en cada país.
Especialmente sensible es la frontera entre Afganistán y Tayikistán, que discurre a lo largo del río Pianzh. Tayikistán, el país más pobre de la CEI, fue escenario de una guerra civil a principios de los años noventa. Suspicaz ante todo tipo de oposición, el régimen tayiko de Emomalí Rajmónov ha prohibido el Partido del Renacimiento Islámico, que fue protagonista de los acuerdos que permitieron el fin de la guerra civil y que aseguraba la integración en la política de los islamistas moderados.
Aliados militares
La frontera entre Tayikistán y Afganistán fue custodiada por los guardafronteras rusos hasta 2005, año en el que se retiraron. No obstante, Rusia tiene una división militar (la 201) en Tayikistán y mantiene consejeros que asesoran a las fuerzas fronterizas de aquel país. Asimismo, Tayikistán ha recibido ayuda técnica y económica de la UE y Estados Unidos para reforzar su frontera.
Mientras Kirguizistán y Tayikistán son aliados militares de Rusia y Bielorrusia en el marco del Acuerdo del Tratado de Seguridad Colectiva (ATSC), Uzbekistán se salió de esta alianza militar para mantener un margen de maniobra propio entre Rusia y EE UU. Turkmenistán, por su parte, es un país declaradamente neutral que nunca participó en ella.
En el marco de la ATSC existen ya unas fuerzas de reacción rápida conjuntas cuyo objetivo es ser usadas también para defender la frontera de posibles amenazas exteriores, aclara Andréi Kazantsev, director del centro analítico del Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú. Según el experto, Rusia busca una nueva fórmula que “permita la colaboración entre los países de la ATSC y Uzbekistán, en tanto que importante actor militar de la región”. La situación con Turkmenistán es más difícil, concede el experto.
En la cumbre de la CEI, Turkmenistán ha estado representado por un vicejefe de Gobierno y el ministro de Exteriores de ese país ha viajado de forma demostrativa a EE UU ignorando la cita con sus colegas de la CEI. Turkmenistán está dando un giro total a su política y orientándose hacia Occidente, señalan observadores políticos en Asjabad, según los cuales las autoridades turcomanas sienten la necesidad de proteger los gasoductos dirigidos hacia India y Afganistán que pasan por su territorio, desconfían del Kremlin y se han decepcionado de China.
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