La costa Este de Estados Unidos se encuentra este sábado cubierta por un manto de nieve de más de 55 cm que amenaza con paralizar la región durante varios días. Se espera que las precipitaciones, acompañadas de vientos de hasta 80 km por hora, continúen hasta la madrugada del domingo en una zona que abarca 20 Estados desde Georgia hasta Nueva York. En total, 85 millones de ciudadanos se han visto obligados a permanecer en sus casas ante la situación de emergencia.
La tormenta Jonas ya ha causado la muerte de al menos 12 personas. Una decena, entre ellos un niño de cuatro años, perdieron la vida en distintos accidentes de carretera. Otros dos hombres fallecieron por un infarto mientras limpiaban la nieve en sus casas en la región de Washington. A pesar de que las autoridades locales imponen multas a quienes no despejen las aceras y accesos a las viviendas, han insistido en que los estadounidenses bajo la emergencia por tormenta no abandonen sus casas por el peligro que todavía representan la nieve y el viento. En condiciones de visibilidad casi nulas, las máquinas quitanieves no puedan detectar a peatones en las calzadas. El viernes, la alcaldesa Muriel Bowser calificó la situación de “vida o muerte” para quienes ignoren las alertas y no tomen las medidas de precaución necesarias.
La capital de Estados Unidos ya registraba en la mañana del sábado 35.5 cm de nieve —superando los 45 cm en algunas zonas de la ciudad—, a menos de 24 horas del comienzo de la tormenta. Se espera que la acumulación rebase los 60 cm cuando amaine en la madrugada del domingo. Los servicios meteorológicos alertan de que a lo largo de la mañana Washington podría recibir entre 5 y 7 cm de nieve por hora y condiciones de visibilidad nula que incrementan el riesgo de la tormenta. La combinación con bajas temperaturas y viento han llevado a las autoridades a adelantar que la mayor parte de las calles de la ciudad pueden permanecer bloqueadas hasta el miércoles.
Los principales Estados afectados son Carolina de Norte, con casi 150.000 personas sin energía eléctrica, la región de Maryland y Virginia junto con la capital, que empieza a sufrir cortes de electricidad en la mañana del sábado, y Kentucky, uno de los primeros en recibir la tormenta este viernes. Allí, centenares de coches quedaron atrapados en un trecho de 50 km de la autopista estatal y los servicios de emergencia trabajan para rescatarles desde ayer. En Pensilvania, la nevada también ha dejado bloqueados a decenas de coches en la circunvalación, requiriendo la ayuda de la Guardia Nacional.
Los primeros efectos de la tormenta Jonas se sintieron esta madrugada en Nueva York, que amaneció cubierta por 15 cm de nieve y en medio de un inusual silencio. Se espera que las acumulaciones superen los 60 cm en la ciudad. Las máquinas quitanieves trabajaban en la calzada y los empleados de los edificios más grandes se afanaban en limpiar el tramo de acera de delante de su portal, como quien teje y desteje, porque a los 10 minutos la calle era de nuevo completamente blanca y debían volver trabajar con la pala.
El gobernador, Andrew Cuomo, compareció para advertir de que la tormenta no iba a ser breve, que se prolongaría varios días. De momento, el sábado por la mañana los trenes y el servicio de metro siguieron operando, si bien los autobuses dejaron de circular. A partir de las 2.30 de la tarde ha quedado prohibido conducir hasta la medianoche y quien incumpla puede ser detenido. El metro que circula por superficie se detiene a las 4 de la tarde. Las demoras en lo que aún funciona son constantes.
Más que la nieve, preocupa el agua. En los Estados de Nueva York y Nueva Jersey, además, se han producido grandes inundaciones, superiores a las provocadas por el huracán Sandy en noviembre de 2012.
El nivel de nieve esperado era de hasta 50 centímetros, pero para los escasos transeúntes que había por la mañana en las calles, lo más peligroso era el viento. "La nieve es una cosa, eso podemos controlarlo, pero no es solo eso, es el componente de los vientos de hasta 96 kilómetros por hora, y son las inundaciones, ese es el verdadero problema, ese es el peor escenario".
La tempestad ha obligado a cancelar desde el viernes más de 9.500 vuelos en la costa Este, donde las autoridades de diferentes Estados también han cerrado todos los servicios públicos, escuelas, oficinas federales y sistemas de transporte público. A pesar de que la tempestad no ha causado hasta ahora tantos cortes de electricidad como se esperaba, las autoridades no descartan que se produzcan a lo largo del sábado por los niveles de acumulación y por la llegada de vientos más fuertes.
Los gobernadores de Nueva Jersey, Pensilvania, Maryland, Virginia, Carolina del Norte y Georgia, junto con la alcaldesa de Washington, habían declarado el Estado de emergencia el viernes, antes de que comenzar a anevar. Las autoridades insistieron durante los días previos a la llegada de la tormenta que nadie saliera a la carretera. En la capital, los colegios y el sistema de transporte público permanecen cerrados desde el viernes, para evitar que los ciudadanos quedaran atrapados en las vías de circunvalación como ocurrió el miércoles por la noche.
Washington puede sufrir este fin de semana una de las peores tormentas registradas hasta ahora, más fuerte que la de 2010, que dejó 45.2 cm de nieve. El ayuntamiento ha ordenado el cierre completo del sistema de transporte urbano —incluida la segunda red de metro con más viajeros del país— durante tres días.
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