El grupo Volkswagen puso de nuevo el punto negro en las ventas de coches en Estados Unidos. Las entregas de utilitarios crecieron un tímido 0,24% el pasado mes de octubre respecto al mismo periodo de 2014.
Octubre fue el primer mes completo con las ventas de vehículos diésel suspendidas después de que la compañía fuera acusada de falsear con un sistema informático los límites que la agencia del medio ambiente impone a las emisiones nocivas.
El impacto del escándalo empezó a notarse ya en septiembre, aunque fue limitado porque la suspensión afectó solo a las dos últimas semanas del mes. El fraude se destapó el pasado 18 de septiembre. Ese mes las ventas subieron algo más de un 1%, y como ahora, contrastaron con el incremento de doble dígito registrado por sus rivales. Volkswagen retiró también la solicitud para vender nuevos modelos para el año 2016.
En total, el mes pasado se vendieron 30.387 unidades de las marcas a las que da paraguas el grupo Volkswagen en su segundo mayor mercado. El rendimiento de la compañía en los concesionarios es peor si lo que se toma como referencia es el 5% de incremento que anticipaban los analistas del sector y la propia compañía. Los modelos diésel venían representando el 22% de las ventas totales del grupo en Estados Unidos.
El castigo del DieselGate se hace evidente cuando se revisan las cifras por modelos. En el caso del Golf, cayeron un 53% cuando las 1.099 unidades vendidas en octubre se cruzan con las del mismo mes de 2014. Le ayudó a compensar la versión GTI y la eléctrica, lo que da al final un incremento del 40% para toda la familia Golf. En el caso del Jetta la caída es del 36% y también sufre el Beetle, que cae un 43%. El todoterreno Tourareg, citado en la nueva orden, mejoró las ventas un 45% y un 167% el Tiguan, mientras que el Passat lo hizo casi un 25%.
En cuanto a los modelos que vende bajo la marca Audi, las ventas crecienton un 17% en octubre, hasta las 17.700 unidades, que en este caso vuelven a marcar un nuevo récord mensual. Como en Volkswagen se vieron impulsadas por los todoterreno de la familia Q3, Q5 y Q7, que registraron incrementos cercarnos al 30%. Sin embargo, las ventas de los utilitarios de la familia A cayeron un 35% en el año.
Las cifras de ventas de octubre se publican horas después de que la EPA presentara nuevas alegaciones contra el grupo Volkswagen, esta vez centrada en vehículos diésel de mayor cilindrada que incluyen el todoterreno Cayenne de Porsche y varios modelos de Audi. El fabricante alemán niega que lleven el sistema para falsear la emisiones en las pruebas oficiales.
La acusación que afecta a los vehículos de seis cilindros crea un problema adicional para Matthias Müller, el antiguo consejero delegado de Porsche, cuando se cumple un mes desde que se puso al frente de la multinacional. Müller está intentando recomponer la imagen de la marca.
Está por ver ahora si Volkswagen se ve forzada a suspender las ventas de los modelos de gran cilindrada por las nuevas alegaciones de la EPA. En este caso afectaría mayormente a Audi, al incluir varios de sus modelos, y eso se notaría especialmente en noviembre. La dirección en Alemania insiste en que está haciendo lo posible por aclarar con las autoridades de EE UU el funcionamiento del sistema.
Plan para ayudar a los concesionarios en EE.UU
Para contener daños del escándalo, Volkswagen ultima un programa para ayudar a los concesionarios en EE UU que tienen vehículos de segunda mano con motores diésel sin vender. El fabricante estaría considerando adquirir algunos de estos coches usados al precio previo a la crisis cuando lleven más de 60 días sin venderse, para así ayudarles a reducir el inventario que acumulan.
La compañía debe determinar qué vehículos de dos cilindros están cubiertos por el plan de recompra. Para ello se habría puesto de plazo hasta el 13 de noviembre. Al garantizar el precio, Volkswagen busca poner un suelo al valor de estos modelos diésel, que cayeron más de un 15% durante el primer mes del escándalo y un 25% por volumen. En paralelo, debe ofrecer una solución técnica al problema.
La ventas de coches en EE UU progresan a un ritmo próximo a las 17,5 millones de unidades anuales, el más alto para el mes de octubre desde 2001 y el sexto mes consecutivo por encima de los 17 millones. El bajo precio del combustible está haciendo que los conductores vuelvan a comprar vehículos más grandes. Además, las ventas se están viendo incentivadas por las últimas aplicaciones tecnológicas.
Fiat Chrysler registró un incremento del 14,7% el mes pasado gracias a la demanda de todoterreno de la marca Jeep, que subieron un 33%. Acumula así 67 meses seguidos de incrementos. En el caso de General Motors, la mayor automovilística de EE UU, la ventas mejoraron un 16%, mientras que las de Ford Motor, la segunda, lo hicieron un 13%.
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