Cuando se cumplen justo dos semanas de los atentados de París del 13 de noviembre, el presidente francés, François Hollande, ha presidido este viernes un sobrio y solemne homenaje a las “130 vidas arrancadas, 130 destinos truncados” aquel “día que nunca olvidaremos”.
En un discurso emotivo pero contenido en la explanada de los Inválidos, ante más de un millar de familiares, heridos, supervivientes y representantes políticos y diplomáticos, ha recordado que Francia “luchará hasta el final y ganará” su batalla contra el terrorismo y el Estado Islámico (EI), que no “cederá ni al miedo ni al odio” y ha lanzado un mensaje de esperanza a la juventud, principal blanco de los ataques.
El homenaje nacional se ha iniciado a las 10.30 con la Marsellesa interpretada por la Guardia Republicana, seguida por uno de los momentos más emotivos: la canción Quand on a que l’amour (Cuando solo se tiene el amor), de Jaques Brel, interpretada por Camélia Jordana, Yael Naim et Nolwenn Leroy, mientras desfilaban las fotografías de los rostros de Gilles, Alexandra, Sven y tantos otros en una pantalla colocada entre el coro y los familiares. Ha seguidoPerlimpinpin, de Barbara, interpretada por la soprano Nathalie Dessay, acompañada al piano por Alexandre Tharaud. A continuación, una voz femenina y una masculina han leído uno tras otros y durante más de 10 minutos los nombres de los fallecidos y su edad.
Hollande ha tomado luego la palabra. “Francia ha sido golpeada cobardemente, en un acto de guerra organizado de lejos y fríamente ejecutado”, ha recordado. “Una horda de asesinos mató a 130 de los nuestros e hirió a cientos, en nombre de una causa loca y de un dios traicionado”. Hollande ha prometido “solemnemente que Francia pondrá todo en orden para destruir al ejército de fanáticos que ha cometido estos crímenes”. "Para ganar el combate contra Daesh [acrónimo en árabe de Estado Islámico], podemos contar con nuestros militares, nuestros policías, nuestros gendarmes, con nuestro Parlamento para adoptar todas las medidas para defender al país y, sobre todo, con cada uno de los franceses".
Dirigiéndose a los familiares y los heridos, una decena de los cuales se encontraban en silla de ruedas, todos situados en la tribuna frente a él y protegidos de los periodistas, el presidente ha señalado: “Simplemente quiero deciros que Francia está a su lado. Reuniremos nuestras fuerzas para suavizar los dolores y cuando hayamos enterrado a los muertos, tendremos que reconstruir a los vivos”.
Hollande ha querido recordar que aunque las víctimas eran de todas las edades, de todas las profesiones y procedentes de 17 países, más de la mitad no habían cumplido los 35 años. “Eran la juventud de Francia, la juventud de un pueblo libre, que ama la cultura, todas las culturas”. Una generación que, ha subrayado, tanto se había movilizado tras los atentados de enero contra la revista Charlie Hebdo y el supermercado judío HyperCasher. De cara al futuro ha querido lanzar un mensaje a la nueva generación, marcada por estos ataques como “una iniciación terrible a la dureza del mundo”. Una juventud que “ha sido golpeada” pero que “no tiene medio” que “vivirá plenamente, en nombre de todos los muertos que hoy lloramos”. “A pesar de la lágrimas, esta generación se ha convertido hoy en el rostro de Francia”, ha concluido Hollande, antes de que la Marsellesa resonara de nuevo para clausurar el acto.
A la salida del acto, celebrado en una mañana gélida de París, Catherine Orsemm, de 60 años, herida en el brazo izquierdo en el ataque contra el Estadio de Francia, ha considerado que con su discurso “Hollande ha encontrado las palabras justas”. En el interior del patio de honor de los Inválidos, “la emoción se ha sentido en el silencio”, ha añadido. Bruno Tarrade, de 37 años, vecino de la sala de conciertos Bataclan, ha acudido invitado por un afectado: “En la tribuna de las víctimas había mucha emoción y muchas lágrimas; delante de mí había unos señores mayores con un niño, solo puedo imaginar el resto”.
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