(CNN) – Dos poderosas bombas explotaron cerca de la principal estación de trenes de Ankara, la capital de Turquía, matando a al menos 86 personas e hirieron a 186.
El atentado es ya el más mortífero en la historia reciente de esa ciudad.
El ministerio de salud confirmó el número de víctimas. Un testigo le dijo a CNN que la fuerza de las explosiones había sacudido los edificios cercanos.
Las bombas detonaron mientras miles de personas se manifestaban pacíficamente. Tras las detonaciones hubo escenas de caos: gente corriendo en todas direcciones, heridos sangrando, confundidos entre cuerpos inertes – muchos desmembrados – y desesperados intentos por ayudar a los heridos más graves.
Las pancartas y las banderas que portaban los manifestantes fueron usadas para cubrir los cadáveres.
Turquía, que en un principio había evitado cualquier conflicto con el grupo terrorista ISIS, recientemente cambió su postura y permitió que Estados Unidos lanzara ataques contra el grupo terrorista desde una base aérea turca.
Informes recientes aseguran que muchos ciudadanos turcos se han unido a las filas de ISIS.
Sin embargo, ningún grupo se adjudicó de inmediato la responsabilidad de las explosiones.
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